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ABSCESOS Y FÍSTULAS PERIANALES
Al igual que la enfermedad hemorroidal, la enfermedad infecciosa (abscesos y fístulas perianales) está dentro de las afecciones más comunes en Proctología.
Si bien son 2 entidades diferentes, abscesos y fístulas deben considerarse diferentes etapas de una misma enfermedad.
El absceso perianal se origina en la infección de las glándulas anales, ubicadas en el espacio entre los 2 esfínteres del ano y a mitad de altura del mismo. Siguiendo los espacios de menor resistencia el absceso se abre paso hacia los espacios perianales, hacia arriba y abajo e inclusive en forma circunferencial formando el “absceso en herradura”. Se clasifican según su ubicación (isquirrectales, interesfinterianos, etc.) y los gérmenes que los causan provienen de la flora intestinal, en general combinando más de un germen (aerobios o anaerobios).
Los síntomas más comunes del absceso son el dolor o disconfort e hinchazón local, los cuales se desarrollan y avanzan más o menos rápido en horas o días y se agravan con el movimiento, al sentarse o con la defecación.
Para su tratamiento requieren consulta médica inmediata y drenaje quirúrgico, el uso de antibióticos de amplio espectro sólo retrasa la cirugía y puede producir lesiones más complejas.
Las fístulas perianales se originan en el 90% de los casos en un absceso criptoglandular previo. Si bien los abscesos drenados pueden cicatrizar completamente luego de curada la infección, en un 50% de los casos evolucionan a la formación de una fístula. Esta se define como la comunicación anormal entre el exterior (piel perianal) y el interior del ano (cripta de origen).
Al igual que los abscesos las fístulas se clasifican según su localización anatómica y su relación con el esfínter anal, pudiendo presentar un trayecto único y más o menos directo hacia el exterior o complejo y con múltiples trayectos.
Los síntomas de las fístulas son mucho menos dramáticos que los del absceso, ya que si bien pueden causar dolor éste no es tan intenso. Muchas veces se limitan a la presencia de una herida u orificio en el margen anal por donde drena pus. La salida permanente de secreción lleva a diferentes grados de inflamación de la piel perianal.
El tratamiento de las fístulas siempre es quirúrgico, ya que las medidas médicas nunca lograrán cerrar el trayecto.
Existen diferentes técnicas quirúrgicas para las fístulas. La elección depende del cirujano y las características anatómicas del trayecto, sobre todo su relación con el esfínter.
Las fístulas perianales nunca son simples y deben ser tratadas por un cirujano con experiencia.